Esta historia es sobre un hombre qe refLejaba en su forma de vestir La
derrota, y en su forma de actuar La mediocridad totaL.
Ocurrió en París, en una caLle céntrica aunqe secundaria. Este hombre, sucio, maLoLiente, tocaba un viejo vioLín.
Frente a éL y sobre eL sueLo estaba su boina, con La esperanza de qe Los transeúntes se apiadaran de su condición y Le arrojaran aLgunas monedas para Llevar a casa.
EL pobre hombre trataba de sacar una meLodía, pero era deL todo imposibLe identificarLa debido a Lo desafinado deL instrumento, y a La forma dispLicente y aburrida con qe tocaba ese vioLín.
Un famoso concertista, qe junto con su esposa y unos amigos saLía de un teatro cercano, pasó frente aL mendigo musicaL.
Todos arrugaron La cara aL oír aqueLlos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos qe reír de buena gana.
La esposa Le pidió, aL concertista, qe tocara aLgo. EL hombre echó una mirada a Las pocas monedas en eL interior de La boina deL mendigo, y decidió hacer aLgo.
Le soLicitó eL vioLín. Y eL mendigo musicaL se Lo prestó con cierto receLo.
Lo primero qe hizo eL concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una meLodía fascinante deL viejo instrumento. Los amigos comenzaron a apLaudir y Los transeúntes comenzaron a arremoLinarse para ver eL improvisado espectácuLo.
AL escuchar La música, La gente de La cercana caLle principaL acudió también y pronto había una pequeña muLtitud escuchando arrobada eL extraño concierto.
La boina se Llenó no soLamente de monedas, sino de muchos biLletes de todas Las denominaciones. Mientras eL maestro sacaba una meLodía tras otra, con tanta aLegría.
El mendigo musicaL estaba aún más feLiz de ver Lo qe ocurría y no cesaba de dar saLtos de contento y repetir orguLloso a todos: "¡¡Ese es mi vioLín!! ¡¡Ese es mi vioLín!!". Lo cuaL, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos "un vioLín". Son nuestros conocimientos, nuestras
habiLidades y nuestras actitudes. Y tenemos Libertad absoLuta de tocar "ese vioLín" como nos pLazca.
Se nos ha dicho qe Dios nos concede Libre aLbedrío, es decir, La facuLtad de decidir Lo qe haremos de nuestra vida. Y esto, cLaro, es tanto un maraviLloso derecho, como una formidabLe responsabiLidad.
ALgunos, por pereza, ni siqiera afinan ese vioLín. No perciben qe en eL mundo actuaL hay qe prepararse, aprender, desarroLlar habiLidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina Llena de dinero, y Lo qe entregan es una discordante meLodía qe no gusta a nadie.
Esa es La gente qe hace su trabajo de La forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vaLe...", y qe cree qe La humanidad tiene La obLigación de retribuirLe su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.
Es La gente qe piensa soLamente en sus derechos, pero no siente ninguna obLigación de ganárseLos.
La verdad, por dura qe pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cuaLquier otra persona, tenemos qe aprender tarde o temprano, qe Los mejores Lugares son para aqueLlos qe no soLamente afinan bien ese vioLín, sino qe aprenden con eL tiempo también a tocarLo con maestría.
Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cuaL sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está Llena de ejemplos de gente qe aún con dificuLtades iniciaLes Llegó a ser un concertista con ese vioLín qe es La vida. Y también, por
desgracia, registra Los casos de muchos otros, qe teniendo grandes
oportunidades, decidieron con ese vioLín, ser mendigos musicaLes.
La verdad es qe Dios nos concedió "Libre aLbedrío". Tú puedes hacer aLgo grande de tu vida, o hacer de eLla una porqería. Esa es su decisión personaL.